martes, 22 de octubre de 2013

¿Tú qué crees?

¿Recuerdas cuando acariciaba tus mejillas antes de besarte? O cuando jugaba con mis dedos pasándolos por tu pelo, acariciándolo con todo el amor del mundo.
¿Recuerdas cómo mordía entre besos tu cuello para hacerte ver que tenía ganas de guerra? Cuando verte era un qué yo por todo mi cuerpo y tenía ganas de ti. De tu cuerpo, tu alma, tu amor, tu persona...
¿Recuerdas cuando besaba todo tu cuerpo y lamía todos tus lunares? Creo recordar tu cuerpo de memoria. Tus 20 lunares, tan bien repartidos en tu cuerpo, dejándome tan perdida y confusa. Tan como en casa.
¿Recuerdas mis caricias por todo tu cuerpo? Haciéndote tiritar durante breves segundos y poniendo tu piel de gallina.
¿Recuerdas mi forma de mirarte mientras te quedabas poco a poco dormido  después de hacer el amor entre mis caricias?
¿Lo recuerdas? Porque yo sí, y lo adoro. Maldita sea, ¡te adoro! Y adoro como me haces sentir, cómo haces que sea por tu culpa. ¡Ag! Estúpidos. El amor es estúpido y de estúpidos. Y ha sido todo un placer compartir tal estupidez. Y ser estúpidos hasta el fin de nuestros días no me parece un mal plan, ¿tú qué crees?
Su sonrisa lo era todo para mí. Hacía que sintiera que las cosas fueran bien, estuviese en lo correcto o no. Hacía que sintiera que valía la pena, que era suficiente... Me hacía sentir útil. me daba vida. Era como si su sonrisa, como ella, tan bella para mí, fueran mis ganas de vivir.  Por eso siempre amé hacerla feliz.
Ella fue siempre tan... tan para mí... tan mía y a la vez suya, y también de nadie... Tan libre. Y yo tan unido y encadenado a ella.
Y que si decía de volar, volaba. Y que si quería marchar, marchaba. Que la aventura y la adrenalina eran su vida. Y ella la mía. Y posiblemente eso amaba tanto de ella; que siempre iba a ser mía aunque más suya. Y que nunca iba a pertenecer a nadie más. Que las noches locas no iban a ser junto un mejor hombre, más caballero o más apuesto. Las iba a pasar enredada en nuestras sábanas, mientras yo la besaba.
Nunca me había sentido tan lleno. Pero su sonrisa... era la cura de la mayor parte de mis males. Tan placentero volver a casa y que como costumbre su sonrisa me diese una bienvenida junto a dos besos que a veces acababan siendo cuatro, que otras eran veinte, y otras que siquiera recuerdo el número. Pero, me viene a la mente, esa sonrisa, esos besos... ella merecía la pena. Cualquier batalla era justa si era por ella. Rendirse nunca se le dio bien, y eso es algo que me hizo aprender. Y aprendí, y juro por Dios que jamás la perderé. Porque lucharé y lucharé hasta caer rendido, de la misma manera que ella lo iba a hacer.
Dos causas perdidas unidas. Tan diferentes, y a la vez tan parecidas.

martes, 15 de octubre de 2013

(Creo que) Se nos olvidó.

Creo que se nos olvidó. A los dos. Tanto a mi, como a ti, se nos olvidó. ¿El qué? Tantas cosas fueron, tantas cosas son, tantas cosas nos separaron...
Se nos olvidó todo. Se nos olvidaron tantas cosas,... Creo, yo, que se nos olvidó.
Creo que olvidamos la razón por la cual luchábamos.
Creo que se nos olvidó el amor. Se nos olvidó cuánto nos amábamos, y la razón por la cual latía nuestro corazón. ¿Por qué nos enamoramos? Estamos a un paso de alejarnos y odiarnos. Creo que se nos olvidó el amor, por una parte. ¿Por qué? ¿Por qué lo hicimos? Después de todo lo jurado, después de todo... Y maldita sea, yo siempre estuve a tu lado.
Y maldita sea, me estoy quebrando... Y mis pedazos se están quemando, y este caos se vuelve cada vez más oscuro.
Creo que se nos olvidó aquél futuro que juntos planeamos. ¿Cómo podemos decirle a aquellos dos locos enamorados que su amor va acabar matándolos? ¿Cómo vamos a poder decirles a aquellos locos tan diferentes el uno del otro, que aquella persona que le completaba y tanto amaba, no era la correcta? ¿Cómo vamos a decirles, que no van a vivir juntos, tener hijos, y no van a ser el amor de la vida del otro?
¿Cómo voy a poder decirle a aquella chica tan verdaderamente enamorada que se iba a quedar amando a solas? ¿Cómo voy a poder decirle a aquella chica que iba  a quedarse con el corazón roto, que aquél chico por el cual hubiera matado, se iba a enamorar de otra, y ella se iba a quedar viéndolo desde lejos? ¿Cómo de decirle a ella, que el dolor que imaginaba al perderle entonces, cuando estaban juntos, iba a ser peor cuando lo viviese?  Pues bien, no podré. Y de la misma forma que no podré, no podré decirle que se quede junto a él. No podré decirle que merece la pena luchar. Que tarde o temprano iba a hacerlo, que no debía tirar la toalla. Ya es demasiado tarde para nosotros... y para ti, y para mí.
Creo que se nos olvidó demostrar. Que a veces, las caricias, a uno de los dos le iban a faltar más. Que La enfermedad iba a acabar, que poco a poco, se empezaba a romper todo.
Creo que se nos olvidó que la distancia un día iba a desaparecer, que era sólo un obstáculo que podía ser atravesado. Creo que se nos olvidó creer... creer en nosotros. Creer el uno en el otro.
Creo que se nos olvidó olvidar. A ambos, o a uno de los dos. Se nos olvidó olvidar, o tal vez perdonar. ¿Es lo mismo? ¿Es diferente? Qué más da... Se nos olvidó, se nos olvidó todo.
Creo que se nos olvidó descansar. A ti de tus problemas, a ti de mí, a ti de tus sentimientos hacia mi... Y a mi se me olvidó descansar de ti. Se me olvidó descansar de luchar, de sentir, de amar, de intentar arreglar lo que estaba roto.
Creo que se nos olvidó olvidar la vergüenza y callar las voces de los demás. Se nos olvidó gritarle al mundo cuánto amor teníamos, y que éramos sólo uno.
Creo que se nos olvidó que era amor, no dolor. Y en dolor se convirtió. En un obstáculo. ¿Y si lo mejor es apartarse, y dejar de abrir heridas?
Creo que se me olvidó lo que era estar a tu lado, ya que llevo mucho tiempo colgada desde lo alto.
Siempre que lo pienso, no te echo la culpa a ti, tampoco me la echo a mi; nos echo la culpa a nosotros. Pero, después recuerdo que no se le puede echar la culpa a algo que no existe. Y no existe por nuestra culpa. Y todo se desmoronó, y en mi corazón siento que algo murió. Dime, ¿tú qué sientes? Porque me estoy muriendo de desolación.

Cosas desordenadas.

Vengo a decirte que, después de todo, no sé si realmente te conozco tanto como ambos creíamos.
Vengo a decirte que, después de todo, a lo mejor tú tampoco me conociste a mí; al menos, no lo vi así.
Vengo, a decirte que después de todo, yo nunca te quise. Yo siempre te amé. Es más... Yo te amo.

Después de todo lo pasado y vivido, después de todos los recuerdos, que ojalá no queden jamás en el olvido, no sé lo que quiero. No sé lo que hago, no sé nada de nada. Pero "nada" ya es algo, y mi algo es un caos. Después de todo lo luchado, sabiendo que yo fui culpable, quise ir a demostrarte cuán grande era mi amor. Tal vez eso no te importó. O sí, o no lo sabías. Y sé que no fue fácil para ninguno de los dos; pero creo que yo dejé mi piel y mis huesos, y acabé convirtiéndome en ruinas. Después de lo perdonado, después de lo amado, después de todos los planes... después de todo, no sé qué quiero. No sé si lo que quiero es seguir... porque, ¿quién me dice que esto es seguro, si no eres tú? Y tú no dices nada, y mi corazón, aquél al que tú alimentabas, aquél, rojo y vivo como una rosa, acabó marchitando, acabó haciéndose pequeño y oscuro; acabó congelándose. Y tal vez ese sea mi problema; que me congelé en aquél momento en el que tanto te amé.

Vengo a decirte, lo merezcas o no, que después de todo, yo te amo. A decirte, lo merezca o no, que... cómo me hubiese gustado que tu me amases... O que me quisieses, sólo un poquito... que lo demostrases... Cuando te necesité... Cuanto te necesito...
Vengo a decirte, que estoy hecha pedazos; que aunque no eres tú el gran motivo, me hubiese gustado tenerte conmigo... Me hubiese gustado recibir un poquito de tu amor.... sin embargo, lo único que recibí fue tu distancia, tu ausencia, y tu ignorancia...
Vengo a decirte, que me hubiese gustado envejecer a tu lado... que quiero hacerlo. Quiero vivir contigo hasta que mis días terminen... y sin embargo, no parece que eso vaya a ser posible...

domingo, 6 de octubre de 2013

Amigo, recuerda.

Si alguna vez te has enamorado, felicidades. Has sentido uno de los más grandes tesoros que puedes llegar a probar en la vida. Y lo lamento, has sentrido una de las mayores torturas que uno no puede controlar.

Aunque no lo queiero, aunque no lo pienso, y mucho  menos lo planeo, si alguna vez, por cualquier razón, yo huyo y salgo de tu vida, o me alejo, o si eres tú el que lo hace; de primeras, perdóname. Y no te olvides de mí. Por favor, por encima de todo, te suplico, que por favor te acuerdes mí, que lo hagas con cariño. Y que si hace falta, si mi recuerdo te daña, deja de quererme, deja de sentir cosas por mí... pero por favor, recuérdame y sonríe con los recuerdos.

Que pase lo que pase, incluso cuando alguno de los dos haya salido de la vida del otro y seguido adelante, eso nunca sería del todo cierto. Incluso aunque tú me odiaras, o yo te odiara a ti, cuando te haga falta, me tendrás ahí. Porque nunca vas a estar solo, da igual todo. Sólo llámame, y en tu puerta estaré.  Si te sientes solo, amargado, desolado, sin esperanza, agobiado, asustado... siempre tendrás una amiga al lado. Para aconsejarte, tratar de ayudarte, callar u escuchar, amar, abrazar, llorar, pasar un buen rato... Siempre me tendrás ahí.

Uno nunca sabe lo que puede pasar... pero si alguna vez pasase tal desgracia, espero que recuerdes mis palabras.

Nada.

Estoy viendo tu sonrisa, mientras lloro sonriendo. Parece que tu sonrisa me da vida y a la vez me la quita. Todavía la sigo adorando y amando tanto como el primer día que te vi sonreír.

¿Por qué me dueles? ¿Por qué me destrozas? ¿Por qué me haces tanto daño? Deja de sonreír, por favor... Pero, ¡cómo adoro esa sonrisa!

¿Por qué siento mariposas asesinas? Se sentía muy bien cuando al ver tu sonrisa atacaban haciéndome cosquillas.

Te veo tan feliz, sin poder dejar de sonreír, y yo tan miserable, tan hundida, tan vacía y sin salida.

¿No puedes oírme?¿No quieres hacerlo? ¿Estoy teniendo una horrible pesadilla? ¿Por qué no me miras?

No puedo creer que esto esté pasando, no se suponía que las cosas tenían que ir así. Sola, desconsolada, llorando, muriendo, tirada en el suelo.

Adoraba que fueras feliz gracias a mi; eso me hacía sentir útil. Adoraba hacerte sonreír, me dabas ganas de vivir.  Se suponía que nadie más te iba a hacer sentir así, y que yo no volvería a acabar de este modo.

¿Por qué no puedes oírme? ¿Por qué no puedes amarme? Te amo, te amo, te amo. Deja de sonreirle, necesito que me escuches. Esto me está haciendo demasiado daño. Y no te quiero, te amo, y soy invisible para ti. Estás demasiado ocupado admirando su belleza. Está bien... lo entiendo, yo no soy guapa... ella es hermosa... Yo soy mala en todo... ella simplemente es perfecta para ti... Pero te necesito.

¿Por qué no puedes recordar la forma en la que yo te hacía sonreír? ¿Por qué no puedes recordar cómo te hacía sentir?  Pero todo eso lo has olvidado, ahora te has enamorado... Y yo no puedo olvidarlo.... Y estoy tan metida en este infierno, que siento que estoy muriendo.

Los recuerdos me desgarran, y tú ya no me quieres, nada...

Pues bien, ya no importa nada. Desgraciadamente mi almohada quedó completamente empapada, y yo destrozada.

Sabiendo que nunca jamás volverás a sentir nada.... por mí.

Es hora de volver a casa y terminar con todo. Lo hecho, hecho está.